Uno de los retos al que cualquier artista se enfrenta, es al mundo del “altitaje”.
¿Y qué es el ALTITAJE? Es la pose, el estereotipo que rodea al llamarse “artista” y que nada tiene que ver con el arte que se crea. Va desde un tipo de peinado, de vestimenta, de forma de llevar el cuerpo, de tendencia autodestructiva… en fin… el estereotipo.
El hecho es que toda persona que se dedique a algún tipo de arte, que quiera vivir de su creación artística o para ella, se enfrenta con este mismo personaje: el altitaje. Es un personaje muy común, metiche incluso, que tratará de desviarle del camino del arte para meterle en el mundo de la pose y el “aguaje”; tratará de apartarle de su propia personalidad y creatividad, para imponerle una máscara de “artista ególatra”.
Y es un reto al que se enfrentan artistas mujeres y hombres, jóvenes o de más edad. Como buen adulador, el “altitaje” primero le dará mucha importancia a usted y sus máscaras, a su nombre; hablará bien de sus obras con lenguaraje rimbombante; le sacudirá el polvo de la blusa o la camisa; le hará sentir que entra en un nuevo círculo de “gentes importantes”.
Pero, OJO, porque sin darse cuenta, mientras más entra en el juego del altitaje, más se alejará del arte. Mientras más polvo le limpien de su vestimenta, más polvo tendrá usted que limpiar de otras… y entrado ya en este mundo… sus manos no tendrán tiempo ni fuerzas para escribir un buen poema, o dibujar un bello rostro, o dar un buen golpe de tambor. Sus pies estarán tan metidos en el fango que ya no pisarán con igual fuerza el escenario.
Así que sirva esto de advertencia: este mundillo del altitaje NO nos hace más originales. Al contrario, es un estereotipo pre-configurado por muchos años y que recibimos vía Hollywood, entre otros medios. Así que compartamos nuestro arte –por los medios que sean- pero saquémosle los pies al altitaje, y seamos verdadera y colectivamente originales.
Justicia Global 